DESCUBRE tu TALENTO para el ÉXITO

CONÓCETE A TI MISMO Y ALCANZA TU MÁXIMO POTENCIAL

LA APTITUD TAMBIÉN CUENTA PARA EL ÉXITO

La historia de Andrés: descubiendo nuestros talentos y vocación

Un mañana Andrés se despertó con el interés y la determinación de aprender a tocar la guitarra. Él era uno de esos jóvenes persistentes, que se apasionan por algo y trabajan duro para lograrlo. Sin embargo, tenía una limitación que, aunque no fue determinante, le causó bastantes inconvenientes y esfuerzos extras.


Andrés carecía del talento natural para la música que sus compañeros sí tenían. Por tanto, él debía esforzarse mucho más que el resto del grupo e invertir mayor tiempo en ensayos y prácticas.


Finalmente, gracias a la especial habilidad motriz que le caracterizaba, a su persistencia y empeño, Andrés aprendió – aunque mecánicamente-  a tocar la melodía de una serie de canciones… las del momento. El problema surgía cuando venían nuevas melodías, ya que por su falta de oído musical tenía que acudir a otros para poder aprenderlas.


Así transcurrieron un par de años hasta que Andrés descubrió una nueva pasión, el fútbol. En esta oportunidad, la realidad era totalmente distinta. Él poseía un talento natural para practicar dicho deporte. Su destreza motriz, la coordinación ojos-manos y unos agudos reflejos que le caracterizaban le hicieron destacar rápidamente hasta ubicarse entre los mejores de su equipo.


Ahora todo su empeño, disciplina, pasión, tiempo de prácticas y entrenamiento reportaban resultados extraordinarios. Logró ser el portero titular de su equipo y participar con las selecciones regionales en torneos oficiales.


Finalmente, debido a una lesión tuvo que dejar las canchas, pero su buena actitud junto a su pasión y aptitudes deportivas le permitieron descubrir una nueva vocación en su vida. Andrés se convirtió en un excelente profesor y entrenador deportivo.


La aptitud también cuanta para el éxito

Como es sabido por todos, cuando de éxito se trata, la actitud ante la vida juega un papel preponderante en la obtención de nuestras metas y el logro de nuestros sueños. Sin embargo, este principio no debe hacernos perder la objetividad en la percepción de nuestras aptitudes y competencias. De hecho, una actitud positiva saludable nos permite identificar cuáles son nuestros talentos y desarrollarlos al máximo.


Ciertamente, la aptitud o el talento no son suficientes ni mucho menos determinantes al momento de definir nuestros proyectos de vida y alcanzar el éxito, paro igual de cierto es que si definimos nuestras pasiones y canalizamos nuestros sueños en función de nuestras aptitudes obtendremos siempre mejores y mayores resultados.


Para poner otro ejemplo, el hecho de que no seas bueno para las matemáticas no determina que no puedas estudiar ingeniería. De hecho, con mucha determinación y esfuerzo es posible que logres graduarte y llegar a ser un buen ingeniero. Pero si, por el contrario, eres bueno con las matemáticas y se te da con facilidad el cálculo y la geometría, y además te apasiona la ingeniería, seguramente, con determinación y mucho esfuerzo, serás uno de los mejores.


La trampa de los discursos motivadores

En este sentido, debemos cuidarnos de sobrevalorar la actitud y perder de vista nuestras aptitudes y talentos naturales. También hay que tener mucho cuidado con los excesos de los motivadores y sus frases prefabricadas. Hay que estar alertas con los discursos disociados de los que pretenden empaquetar el éxito y la prosperidad como producto del puro pensamiento positivo y de la buena actitud.


La verdad es que no todo en la vida es posible, y que tampoco podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos. Aunque haya ciertas excepciones, la regla general es que si no tenemos "los pies bien puestos sobre la tierra" terminaremos defraudados y frustrados.


Con tener "los pies bien puestos sobre la tierra" quiero decir que hay que encontrar nuestro lugar en medio de la diversidad de ámbitos que componen este mundo. Aspirar sin perder contacto con nuestra realidad personal y sociocultural. Vivir con propósitos que sean probables. Alcanzar autoconocimiento e identidad, ya que Saber qué quieres hacer y hacia dónde quieres ir, requiere que sepas quién eres y en quién te quieres convertir.


Conócete a ti mismo y desarrolla todo tu potencial

El conocimiento de uno mismo es esencial para ir logrando una vida plena. El autoconocimiento es el motor de todo esfuerzo (Duque L, 2007, p 7). Es la brújula que nos marca nuestro norte. Es penetrar en las constelaciones y misterios del propio corazón para alcanzar la verdadera sabiduría. (Perez A, 2005, p55)


Cuando Sabemos quiénes somos; qué queremos hacer; dónde residen nuestros talentos; cuál es nuestra vocación y cómo canalizarla eficazmente para obtener y consolidar la productividad de nuestra labor, obtenemos las claves para desarrollar nuestro potencial. (Duque L, 2007, p 7)


En conclusión, podemos afirmar que conocernos a nosotros mismo nos permitirá saber cuáles son nuestros dones y talentos y en qué dirección canalizar todo nuestro potencial. Esto es un proceso permanente que a lo largo de nuestras vidas nos llevará por senderos de crecimiento y prosperidad; y en definitiva, nos permitirá ser más útiles y felices.


Daniel Gutiérrez Sulbarán

Twitter: @dags76_

Imagen de Scott Webb en Pixabay

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